MÚSICA

La herida que nunca cerró: el motivo detrás del asesinato de John Lennon

Han pasado casi cuarenta y cinco años desde aquella noche en la que el mundo se detuvo frente al edificio Dakota, en Manhattan.

John Lennon, nacido el 9 de octubre de 1940 en Liverpool (Gran Bretaña), el pasado jueves habría cumplido 85 años de edad. Hasta que una noche fría de diciembre 1980, cargada de silencio, se quebró con el sonido de cuatro disparos. John Lennon, el hombre que había predicado la paz con su voz y su guitarra, caía bajo las balas de quien decía admirarlo. Su nombre: Mark David Chapman.

Hace apenas unos días, Chapman volvió a hablar. En una nueva audiencia de libertad condicional, el asesino confesó, con una mezcla de resignación y remordimiento, que su crimen nació del egoísmo más puro. “Fue completamente egoísta”, dijo. “Solo deseaba ser importante y reconocido…alguien famoso como Lennon”.

Solo pensaba en mí

Las palabras fueron recogidas por The New York Post y resonaron con un eco amargo, recordando el contraste entre la luz de Lennon y la sombra de quien la apagó. Chapman reconoció que la envidia lo consumía, que el brillo del músico le recordaba su propia insignificancia. “Había caído tan bajo”, admitió. “Pensé que, si lo mataba, tal vez yo también sería alguien”.

Aquel 8 de diciembre de 1980, Chapman, de apenas 25 años, esperó frente al edificio Dakota. Horas antes, Lennon le había firmado un disco, sin imaginar que el joven que sonreía frente a él llevaba un arma en el bolsillo y un destino trágico en la mente. Minutos después, cuatro disparos sellaron uno de los capítulos más tristes de la historia de la música.

Inspirado en el personaje Holden Caulfield, de El guardián entre el centeno, Chapman había planificado su crimen con una frialdad perturbadora. Viajó desde Hawái a Nueva York con una única intención: matar a su ídolo.

Desde entonces, ha pedido la libertad condicional en catorce ocasiones. Cada una de ellas fue rechazada. Las autoridades han considerado que no muestra un arrepentimiento genuino ni una empatía verdadera por la vida que arrebató. Y aunque en sus declaraciones intenta pedir perdón, el eco de sus palabras se pierde en la inmensidad del vacío que dejó Lennon.

El mundo sigue recordando aquella noche no solo como el final de un artista, sino como la caída de una ilusión: la de que la paz y el arte podían protegernos del odio. John Lennon murió por la bala de un hombre que quería “ser alguien”, y, sin embargo, lo único que consiguió fue convertirse en el símbolo eterno de todo aquello que la humanidad debería evitar repetir.

Un comentario en «La herida que nunca cerró: el motivo detrás del asesinato de John Lennon»

  • Siempre se dijo que el asesino era un fas? como un fans puede matar a su ídolo? es inexplicable justo cuando Lennon estaba acomodando su carrera en la música. Una gran perdida a parte sin ningún sentido.

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