12 diciembre 2024
CRÓNICAS

Otro aniversario de Don José

Para nosotros don José, también Artigas, pero también tenía sus nombres en guaraní Caraí Marangatú (Jefe de los Orientales) y Karay Guazú, (protector de los Pueblos Libres).

Conmemorando una parte importante de la vida, en este nuevo aniversario del nacimiento de nuestro prócer don José Artigas, creí oportuno tratar un tema que siempre nos escamotearon, por lo menos en los estudios primarios y secundarios de nuestra época, la vida propìa del gaucho rebelde e indómito que nos dio el ser nacional.

Cuando nosotros creíamos que los libros no mienten, de la vida de Artigas sabemos desde 1811 en adelante y todo lo que fuera bien visto por las familias pacatas de la época.

José Gervasio Artigas nace en Montevideo, Banda oriental (territorio que abarcaba una zona que se corresponde en forma aproximada con la actual República Oriental del Uruguay y el actual estado brasileño de Río Grande del Sur), de padre Martín José Artigas Carrasco, primer Capitán de Milicias y madre Francisca Antonia Arnal Rodríguez.

El 19 de junio de 1764, o sea hace la friolera de 252 años.

Su niñez transcurrió entre la ciudad, donde recibió la mejor educación de la época, impartida por los padres franciscanos del convento de San Bernardino y la chacra familiar, que le dio un gran manejo de las armas y del caballo.

En 1797, José Gervasio Artigas ingresó como soldado de caballería en el regimiento de Blandengues, creado para combatir el robo de ganado y el contrabando en la Banda Oriental y proteger la frontera con el Brasil.
En 1806 ante la primera de las Invasiones Inglesas y la ocupación de Buenos Aires (Argentina), colaboró con el militar argentino Juan Martín de Pueyrredón y organizó un pequeño ejército que nunca llegó a entrar en combate, pero que le aportó preciados conocimientos y le valió el ascenso a capitán de milicias primero, y luego ayudante mayor.

Esto es lo que nos contaban a nosotros niños, pero conmemorando una parte importante de la vida, en este nuevo aniversario del nacimiento de nuestro prócer don José Artigas, creí oportuno tratar un tema que siempre nos escamotearon, por lo menos en los estudios primarios y secundarios de nuestra época, la vida sentimental del gaucho rebelde que nos dio el ser nacional.

Debutábamos con HD, el Hermano Damasceno, que en su condición de cura, todo lo que orillara las llamadas buenas costumbres, no aparece en los libros, ni siquiera una etapa en que en que se pasaban ganados o sus cueros al Imperio Luso brasileño, que hasta el propio Eduardo Acevedo, lo califica como un delito pero normal, común y corriente, “ley de la época”, pero Isidoro de María tampoco reveló todo lo que todos sabían, por ser pocos en el pago y todos parientes o vecinos, tan es así que Isidoro de María, casado con Sinforosa Navarrete Artigas (prima segunda de don José Artigas) y cuya hermana María Josefa de María fue la esposa de Carlos María Artigas Villagrán, hijo del Prócer, que cuando volvió de su visita a su padre en Paraguay, omitió hablar de sus hermanos paraguayos.

O sea que sabiéndolo bien Isidoro de María político, profesor, historiador y todos los demás atributos de su persona omitió nada más ni nada menos la totalidad de los hijos de don José Artigas menos uno, el que era sobrino de él y era más redituable ser pariente del único y no de uno de los catorce hijos de Artigas.

Para descubrir su personalidad y ver aún más allá ese ser se nos presenta como un héroe de bronce lejano.

Hurgaremos en ese hombre de carne y hueso que convivía con sus semejantes, que tuvo una vida real, problemas cotidianos y familiares.

Que estaba dividido entre su familia, su deber y su amor a la libertad.

Esa libertad tan buscada era primordial para él y un legado para lodos los habitantes de esta tierra oriental; aún más allá, su deseo incluye los derechos de todos los hombres.

Deseos de vivir en libertad e igualdad que se ve reflejado en uno de sus pensamientos.

“Los pueblos de América del Sur están íntimamente unidos por vínculos de naturaleza e intereses recíprocos.”

José Artigas fue un ser humano sincero, leal a sus principios por los que fue traicionado hasta tal punto que pusieron precio a su cabeza.

Fue un hombre amante de la justicia y de la razón.

En febrero de 1816 escribió a Sarratea diciéndole:

“Es claro de mi grandeza, sabré llevarla al cabo conducido siempre de mi justicia y razón. Un lance funesto podrá arrancarme la vida, pero no envilecerme.”
“Es más fácil que ceda Artigas al Imperio de la razón., que al poder de las circunstancias.”

Era un hombre de razón por sobre todo, de lucidez lograda de inteligencia.

Había estudiado en la escuela existente en el Convento de San Bernandino que dirigían los padres franciscanos donde se le enseñó a leer, a escribir, la aritmética elemental, doctrina cristiana, lengua y gramática latina.

Fue además amigo del sabio naturista y pensador español Don Félix de Azara; recibió las vivencias y los cuentos de los negros esclavos que servían en su casa.

Entendía que la razón se identificaba con la justicia porque conducía necesariamente hacia ella.

Fue un cultor consciente de la energía, con una voluntad de hierro y sin claudicaciones.

Dijo “La energía es el recurso de las almas grandes”.

Dice Bartolomé Mitre en su “Manuscrito sobre Artigas” ‘Sereno y fecundo, siempre se mostró superior al peligro.

Artigas era verdaderamente un hombre de hierro.

Cuando concebía un proyecto no había nada que lo detuviera en tu ejecución; su voluntad poderosa era del temple de su alma y el que posea esta palanca puede reposar tranquilo sobre el logro de su empresa… original, en sus pensamientos como en sus maneras, su individualidad marcada hería de un modo profundo la mente del pueblo’:

Sobre su carácter da testimonio Doña Josefa Ravia, sobrina de José Artigas, quien a solicitud de Justo Maeso formuló declaraciones de un recuerdo directo: Fragmento: “… En cuanto al carácter personal de Artigas, lo tengo muy presente, desde niña he estado oyendo diálogos de tía Martina Artigas, hermana del tío Pepe, con mi tía Josefina Ravia…

Ellos decían que don Pepe era muy paseandero y muy amigo de sociedad, y de visitas, así como de vestirse bien a lo cabildante (alias cajetilla); y que se hacía atraer la voluntad de las personas por su modo afable y cariñoso…”
Consustanciado con la razón y la justicia está el sentimiento del honor; éste era la base de su hombría; era el hispánico sentimiento del honor que llevaba en sus genes.

Sin embargo no era un ser frío, seco, duro, calculador o un analista rígido e inflexible.

Tenía una inteligencia creadora que se adaptaba a las circunstancias y a las personas.

Artigas amaba a los hombres, a sus amigos, a los humildes, a las cosas bellas del arte o de la naturaleza, sentía la grandeza de la vida y de la muerte.

Otro don característico de su personalidad era el de ser clemente; lo fue en la batalla de las Piedras, lo fue con los enemigos engrillados que le envió el gobierno de Buenos Aires para que los matara.

Su alma generosa estaba dolorida; “Me es bastante doloroso oír los lamentos de mí Padre a quien amo y venero” nos dice con referencia a su padre y a su suegra dice otra vez a mediados de 1809:

“Mi más venerada señora. Aquí estamos pasando trabajos, siempre a caballo para garantizar a los vecinos de los malevos.

Siento en el alma el estado de mí querida Rafaela.

Venga Ud. cuanto tenga tiempo para asistirla que es lo primero, y atender a mi querido José María”.

Aquí nos muestra su preocupación por su esposa enferma y su hijo como cualquier ser humano pide ayuda a su suegra para que cuide de ellos en su ausencia mi querido José María”.

En sus momentos de sufrimiento cuando su familia lo crítica se refugia en Dios; en otra carta a su suegra le dice José Artigas: Fragmento:

“…Parece que Dios nos ha tenido guardado estos regalos para que en el día todo se me junten; no ignora Ud. la estimación que le he hecho aunque yo he sabido que entre la familia dicen que la he dejado lirada y que yo salí por mi gusto (no) porque me hubiese mandato.

Yo con ansias desearía que eso que lo dicen me aliviasen trabajos que yo paso…al fin Dios le alivie sus males…

Se conduela de los indios y de los pobres, llamándolos a unos y a otros “esos infelices”.

Era un muy buen bailarín que enamoraba a las mujeres y tocaba el acordeón y la guitarra.

Con bailes, música y comilonas se festejaba los triunfos de la patria.

Sabíamos que había sido educado por los Franciscanos, que fue confirmado en su fe de bautismo, como registrado para ingresar a la Cofradía del Santísimo Rosario y algo de sus batallas.

Pero no quiero hablar del bronce de la estatua, sino del hombre de carne y huesoJosé Artigas, qué hizo desde su adolescencia, y no tan lejos desde los 14 años en adelante hasta 1811 no nos enseñaban nada.

Para muchos es buen negocio el bronce y no la ideología artiguista.

Bueno, parece que no paraba en las estancias familiares, se perdía y se le veía poco, compraba ganados, cueros y los vendía en la frontera, andaba en las farras de los gauchos y en las tolderías indígenas.

Mal ejemplo para nuestra generación que el Jefe de los orientales, hubiera sido contrabandista, o un gaucho chinero.

Las noticias fuertes hay que darlas rápido, tuvo ocho mujeres, de distintos orígenes (orientales, chinas, indias, indias misioneras y algunas que no dejaron el nombre), catorce hijos, y treinta y tres nietos, claro que como murió en la miseria no aparecieron los no reconocidos, los hechos en el transcurso de una noche, sin dejar el nombre a reclamar parte de la herencia.

De sus hijos varones solamente uno no hizo la carreta de las armas, pero murió en la carga de las lanzas de Timoteo Aparicio.

Los demás se destacaron en la carrera militar como veremos más adelante.
Los que lo imaginan como un gaucho crudo, están equivocados, le gustaba vestir bien, tenía su buena pinta y le gustaba mucho bailar.

Como podrán notar estamos pintando a una persona normal, con sus gustos un tanto disipados, claro que en aquel entonces las diversiones eran muy limitadas, comer, tomar, mujeres y hasta la guerra era un deporte, la yerra, la doma, eran diversiones, estamos hablando de más de 250 años atrás hoy en la era del celular.

De ese gaucho mujeriego, salió el Reglamento Provisorio de 1815, las Instrucciones de 1813 y tener a mal traer a los enemigos de turno, o sea, los españoles, los porteños y los brasileños, en cada oportunidad, hacer temblar la Banda Oriental, las Misiones Orientales, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes y parte del actual Rio Grande do Sul.

No fue un gran estratega, pero tuvo sus victorias y sus derrotas, claro que él nunca fue derrotado, sino simplemente fue traicionado por Ramírez, López, (sus subordinados) y cuando entró al Paraguay con 250 negros para organizar nuevamente sus fuerzas, fue metido preso por Rodríguez de Francia, dictador paraguayo, pero lo nuestro es mostrar un aspecto de la vida de nuestro general, las mujeres de Artigas.

El estudio de la vida íntima del General José Artigas (1764-1850) ha resultado ser enormemente dificultosa, probablemente por haber sido éste prácticamente elevado a una especie de mito “deshumanizado”.

Lo cierto es que el prócer tuvo varias compañeras que lo siguieron a lo largo de su vida con las cuales engendró varios hijos por los que se preocupó en forma constante tal y como lo revelan las diversas cartas y documentos.

Cabe aclarar que varias veces Artigas actúa en una suerte de padrinazgo ofreciendo su protección y cuidado a niños que luego portaron su apellido sin tener vínculo biológico con el prócer., que se sepa.

Los nombres de ellas los tenemos pero no vienen en este momento al caso, porque han sido objeto de otro artículo del suscripto.

También en otra oportunidad le entraremos al tema del Hervidero, o Purificación como más les guste a los lectores, cerca de la Meseta de Artigas, donde Artigas, purificaba a los malos orientales, o españoles que no entendían el tema de la libertad.

Artigas fue un libertador sin apetitos de perpetuarse en el poder como Bolívar, ni fue un gran estratega militar de escuela como San Martín, era una mezcla de conocedor del alma de los gauchos y de ahí que se llevara perfectamente mal con los aristócratas porteños de la logia Lautaro, Rivadavia, Belgrano, entre ellos, que odiaban el chiripá, sin perjuicio de saber de la revolución americana por temas que le llegaron por terceros a manos propias, de pensadores y estrategas como Thomas Jefferson, Thomas Paine, Benjamín Franklin, entre otros.

Artigas sabía muy bien que al gaucho no le gustaban los amos, los patrones que los mandaran, porque mamaban la libertad desde niños, pero los gauchos como buenos orientales, siempre les gustó seguir a los caudillos y Artigas, era un auténtico caudillo, con un don de mando muy especial y cuando no le respondían como él quería o pretendía, prescindía rápidamente de los omisos, también tenía gran habilidad de transformar a un malevo o a un indio, en un fiel guerrero, o darle puerta a un traidor o abusador del poder.

Esto lo veremos oportunamente.

Gracias don José, los orientales, somos como somos gracias a su temperamento.

Por el momento dejamos aquí, pero tenemos litros de tinta para gastar en nuestro general, nuestro Caraí Marangatú .

Que todo sea para bien…

3 comentarios en «Otro aniversario de Don José»

  • Fue un fenómeno pero era de carne y hueso un gran idealista pero se hacia tiempo para las fiestitas y las mujeres…o no?

  • Hola!
    excelente historia de nuestro idolo Artigas. me alegro incluso de que lo cuentes como era e´l de forma humana sin tanta alcahuetería como hacen otros. Artigas hay que recordarlo no en la conveniencia sino en su cumpleaños 252 en este caso el domingo que penosamente lo convirtieron en otra cosa comercial…
    yo propongo separar el dia del abuelo del cumpleaños de Artigas, le hace mal a los abuelos y al procer de la patria.
    Bss Rita

  • Yo discrepo pque Artigas no fue un tipo comun y corriente no hacen estatuas para los tipos comun y corrientes Arigas fue un apasionado un uruguayo que le puso mucho amor a su mision a igual que le pusieron el negro jefe schiafino y ghiglia en el 50 que dejaron en silencio a 100 mil en maracana. Podes llamarlo garra, viveza criolla como sea, lo que queda claro es que con lo poco que somos sorprendemos al mundo. ¡eso es uruguay!

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