26 julio 2024
CRÓNICAS

La Liga Palermo

Mi vieja con sus hermanos que eran nada más que siete, se bañaban en la playa Patricios donde estaban las tomas de agua fría del río y descargaban el agua caliente que se utilizaba para refrigerar la usina del tranvía eléctrico.

Ese lugar lo llamaban la “chupadora” -por las bombas de agua- y estaba en lo que hoy es Vázquez y la Rambla.

Ahí iba a pescar cuando chico con mi hermano mayor y Juancito López (el D.T. de la celeste en Maracaná) me enseñó a nadar como a tantos otros, porque la consigna era que no se ahogara ninguno y paz a los pescadores.

La pedagogía de Juancito consistía en tirarte al agua y salías nadando a lo perrito, claro que había ocho metros de profundidad en el Palermo Country Club.

Lo que sí llegué a ver eran las pilas inmensas de marlos con los granos, que se utilizaban durante la II Guerra Mundial para general energía y hacer funcionar los tranvías.

Las palomas estaban gordas como gallinas. Claro que también en esa época hasta el caballo del verdulero le daban maíz para deleite de los gorriones.

Transformábamos en energía lo que podría haber servido para paliar el hambre europea, pero las guerras son así y lo que sobra en algún lado falta en otro.

Para ganarle espacio al río se había hecho un dique que iba por atrás del Cementerio Central y llegaba hasta lo que es actualmente el Parque Hotel.

Todo eso fue rellenado con escombros, al mejor estilo que hicieron los holandeses robándole tierras al mar, llegando a tener un país que en muchas partes está por debajo del nivel y algunas tormentas han causado alguna catástrofe.

De los terrenos que surgieron de los cascotes que sustituyeron al río, se construyeron casas, e inclusive los actuales edificios donde está el Club Atenas, la ALADI (ex ALALC), la embajada de Estados Unidos, la Alemana, la Unión Postal, edificios del Banco Hipotecario, donde estaba el club de basketball Blue Star, los edificios Lamaro, los del Banco de Seguros del Estado.

La cancha de la Liga Palermo estaba inicialmente donde está el Club Atenas.

No hablemos de gramilla, césped ni un yuyito, eran piedras de punta, con pedazos de alambre entreverados.

Vi jugar a un negro flaco, descangayado para correr, que gastaba la guinda y que se llamaba de apellido o le decían Pedra, que era profesional y jugaba en Liverpool o Fénix e iba a jugar por el cuadro de sus amores amateur a la cancha de la Liga, que si lo pescaban no iba a jugar nunca más al fútbol.

Me impresionaba sobremanera que el negro jugaba descalzo, en ese piso pura piedra, vidrios, pedazos de alambre y pateaba más fuerte que una mula.

Los cuadros que recuerdo de la Liga eran el Power, el Arriba y Abajo, el Central Palermo, el Yacumenza (que salía de una pieza del Medio Mundo, pero de las que daban a la calle) entre le entrada del conventillo y la Imprenta Atlántida de don Francisco Gaal –de quien algún día escribiré algo), el Huracán Palermo, Enrique López, del cual tengo mis dudas, porque era principalmente un equipo de volleyball, etc.

El Power tenía su origen en el dique de la Compañía del Gas en aquella época inglesa y a carbón de coke y salía de un sótano que quedaba por la calle Paraguay entre Isla de Flores y Durazno.

El Central Palermo, donde jugaba un primo mío, era una especie de semillero de Central, luego denominado Central Español y salía de Maldonado entre Vázquez y Médanos.

Un equipo que tiene un nombre muy especial, característico, e inclusive folklórico de la viveza criolla, el Arriba y Abajo, que se lo pasé a un amigo, el Pocho Camusso, muy tanguero él y no sabía que quería decir.

A mí mi viejo cuando chiquilín me explicó que el cuadro salía del boliche Arriba y Abajo y su nombre provenía que había dos tipos de bebidas, la santiguada y la menos santiguada. La de arriba era la mejor y la de abajo era la estirada, por supuesto los precios eran acordes con la categoría.
Muchos no tomaban la de arriba ni aunque los convidaran, porque no querían acostumbrar el paladar a lo caro y luego volver a ser pobres.

Alguna vez vi pasar como trompada por Médanos hacia arriba a un jugador de fútbol, vestido de tal, y otro jugador lo venía corriendo con un cuchillo, claro que con el jabón que llevaba el de adelante a las tres cuadras lo perdió.

Pero el barrio no era de tajos y puñaladas, era de guapos y de trompadas y las gurisas del barrio tenían que ser novias de los del barrio.

Mi viejo no sé como hizo porque el venía de la Aguada y sobrevivió.
El canchero de la cancha de la Liga, tanto en su ubicación antigua como la posterior y última, donde ahora está la Unión Postal y la Embajada Alemana, era un señor llamado Ojeda.
No se ni tengo la menor idea de cómo era el negocio, si los de la Liga le daban el monopolio de la timba a Ojeda y este como contraprestación le marcaba las líneas de cal.

Francamente no recuerdo si los arcos tenían red, y lo mío no es por distraído o desmemoriado, creo que si alguna vez hubo alguna no me cabe duda que lisa y llanamente la afanaron.
A veces se armaba algún seven eleven, pero los encargados de la seguridad, los 222 de entonces o sea la pesada de la Liga, los borraban enseguida, ni los tocaban siquiera, era a pura palabra, porque el seven trae otro tipo de gente, como la mosqueta.

Líos si, pero chicos, porque si la policía se ponía a averiguar mucho más de lo que ya sabía alguno iba a marchar para adentro o se iba a quedar sin ver fútbol si se borraba.
Ojeda tenía un juego o más de lotería de cartones, los cuales estaban cortados por líneas horizontales.
La parte de atrás estaba protegida con un pedazo de lata que alguna vez supo ser una lata de aceite o de keroseno y prolijamente.

Doblado en los bordes para proteger su herramienta de trabajo y evitar que algún avivado le metiera un cartón trucho.
Cada tira de cinco números la vendía a un medio ($ 0.05) o un real ($ 0.10) y el premio no sé si no eran $ 1.- o más.
Como era un niño tenía el oído al servicio de la información pero no sabía bien como eran los valores que se manejaban, porque Ojeda era una persona seria, no levantaba juego de menores.

El premio dependía de la cantidad de números que vendía, porque no era un capitalista, porque si le embocaban dos seguidas, sin la totalidad de los números vendidos, adiós mi plata y muchas veces tenía que demorar la tirada para vender casi todo o devolver la plata, a cambio del cartoncito.
Las bolillas eran las clásicas de madera de la lotería de cartones que jugaban las viejas tomando el chocolate los domingos.

En el Edificio donde está ahora la ALADI, la había construido una señora que era viuda del dueño de un comercio famoso en el ramo de bazar y ferretería en 18 de Julio casi Julio Herrera y Obes, “Rodríguez y Romaguera”.
A la casa recién en los últimos años le hicieron algunos anexos, pero originariamente las oficinas funcionaron en lo que era la casa de familia, tal cual la inauguraron.
Nunca me olvidaré cuando se mudaron a esa casa, creo que era la madre con dos o tres hijos, nueras y nietos, que pasó una desgracia.

Uno de los niños jugando fue agarrado por el ascensor.
Fue la primera y única vez que vi la carroza fúnebre blanca de Martinelli, la cual se utilizaba exclusivamente para niños.

15 comentarios en «La Liga Palermo»

  • Buen articulo. Si tendrá para contar COMOUSTE de historias de Montevideo!!!! Yo ya había leído no hace mucho aquí sobre los marineros que nadaban sacando cigarrillo de los barcos,, las mujeres comerciando su cuerpo de la calle cuareim y el encuentro de mozo que creo que describió con el hermano de Julio Perez.
    Me parece bueno recordar algo de esto y yo en mas de una oportunidad fui a jugar en las canchas de tierra detrás d los tanque de la OSE,

  • Hola, que tal COMOUSTE, es brillante esta historia que cuentas del popular barrio Palermo. Debería mas gente rescatar el carácter de cada barrio como tu lo describes.
    Los haraganes a veces no te comentamos, es eso y no otra cosa. Siempre leo esta columna.
    Bsos Rita

  • Donde quedaba exactamente la cancha del Blue Star??

  • El canchero de la LIga Palermo yo lo conocia por el nombre de Soria y su señora creo que era de nombre Maria y era de la ciudad de Catoira en Galicia,cuando hacia la Loteria en la cancha su frase famosa era “tiro y me voy ,bostilla”!! vendia chorizos al pan y refrescos,después esto lo llevaba el “Tano” Carmelo que vivia en Médanos y San Salvador,Soria vivia en San Salvador entre Santiago de Chile y Médanos,cuando querias jugar en la cancha tenías que ir primero a la casa de Soria a pedirla.

  • Tengo una duda del nombre del canchero que describís… Ojeda, yo al que conocí durante los 70 se llamaba Soria y es coincidente con tu “Ojeda”… no sería Soria??
    Igual la historia es muy buena.

  • En esa época habia un equipo llamado Tacuari que lê hacia mucha fuerza a La Yacumenza…

  • Hace 48 años que vivo y admiro a los barrios Sur y Palermo!!!, coincido totalmente con mi amigo Negro Andres hoy en la madre tierra, inconfundible : TIRO Y ME VOY BOTIJA !!!!, incansable Soria canchero de la liga, una acotacion: EL CLUB ATLETICO ENRIQUE LOPEZ, si bien se practicaba el volley ball y contamos con varias preseas por ese deporte, el futball siempre tuvo su lugar en este uno de los ultimos bastiones del Barrio Palermo. Y un comentario mas la cancha de la Liga Palermo siempre estuvo en frente a la Aladi, antrigua casa de la flia. TELECHEA , y que placer era sentarce en la terraza del Atenas a ver el clasico de los barrios Sur y Palermo : Yacumenza vs. Tacuari !!! Salud barrio querido , salud Palermo !!!!!

  • El canchero era Soria, que ademas de loteria vendia chorizos en un medio tanque que estaban muy buenos. Muy linda la nota, buenos recuerdos.

  • El Blue Star quedaba en Gonzalo Ramirez entre Medanos y Vazquez

  • Mi abuelo, hoy con 93 años, supo vestir los colores del Power y del Arriba y abajo en la decada del 30 y principios del 40.
    Me gustaría poder encontrar algún material fotográfico de alguno de esos cuadros

  • Mi papa eduardo alonso jugo en el tacuari un gran cuadro de palermo de la mano de julio pintos “el brasilero ” lindos tiempos salud palermo

  • Claro que se llamaba Soria, y le decían el negro Soria, un gran asador de chorizos. Siento todavía el gustito en mi boca. El vendía los números, como eramos chicos no nos vendía nada pero nuestros papas compraban para ayudar. Todos estaban pendientes de donde salia el premio porque iba mucha gente a ver los partidos. Que lindos tiempos…. pensar que hoy hay que pagar para ir a un Estadio lleno de violencia y peligros.

  • 100% el que vendía números de lotería al final del partido y chorizos antes del partido y hasta el entretiempo era el Negro Soria. Al que ganaba lo llamaba “el Comevíboras”, vaya a saber porque. Los equipos clásicos eran el Arriba y Abajo (rayas verticales azul y rojas), la Yacumenza (camiseta verde) y el Tacuarí (camiseta roja casi rosada, desteñida). Después vino en bañaderas un equipo de 8 de Octubre con hinchada muy pesada y ahí siempre terminaba en gresca. Hablo de los años ‘60, principio de los ‘70. El arquero tenía que tirarse en pedregullo, pasto ni se conocía. Que épocas!!!! Las veces que fui con mi viejo.

  • La cancha del Blue Star quedaba en la media manzana triangular comprendida por las calles Morales (diagonal que pasa por la ALADI y corre desde Gonzalo Ramírez hasta el semáforo en la rambla), Gonzalo Ramírez y Vázquez (hoy Andrés Martínez Trueba). Jugué en los juveniles del Blue a principios de los 70 porque vivía a una cuadra del club. En el carnaval de febrero del 73 y siendo menor de edad fui plomo (utilero) de los Curtidores de Hongos que ensayaron en el Blue desde diciembre del y 72 y me recorrí todo Montevideo con los Hongos en el Carnaval.

  • Año 1972 ensayaban y salían desde el Blue Star Los Curtidores de Hongos . El dueño en esa época era el Cacho Ferrari.Salían varios murgueros famosos de la zona, El negro Clondi, los hermanos Pallas, Fulmine, El Bomba el Polanco, platillero el Tito, el negro Guaviyu , algunos que recuerdo ( qué Murgon ) después apareció el Cacho Ferrari en los 90 y pico y revalorizó la zona con La Posada del Pan , La esquina del Alto Palermo y la Parrilla Alto Palermo, en la mitad de cuadra en Gonzalo Ramírez al lado casi, de la Panadería..está el kiosko famoso que atendían unas señoras del barrio. Lindos recuerdos

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