26 julio 2024
CRÓNICAS

La necesidad innecesaria de cambiar

El valor de la competencia

Hoy por la mañana concurrí a un súper del que soy cliente desde hace muchísimo tiempo, el cual ha cambiado de propietarios hace poco tiempo e integra una cadena de grandes superficies.

No soy vendedor, ni comerciante, simplemente voy a comprar lo que necesito.

Con el cambio de propietarios o de gerenciamiento se han producido cambios que afectan al comprador rutinario.

Al llegar tuve la sorpresa de ver que tenían en el área exterior limoneros y naranjos, con algunas cajas de dichas frutas al lado.

Como buen uruguayo que soy, pensé si los nuevos dueños tenían en mente que nosotros los compradores somos esquimales o habitantes de grandes urbes que para ver una vaca tenemos que ir a un zoológico y que un conocedor la señalara y nos dijera “This is a cow”, como el cuento de Mario Benedetti en Nueva York referente a su cumpleaños.

¿Donde están las cosas?

Están aplicando la técnica de Lampedusa de cambiar todo de lugar para que quede como estaba antes.

Gracias a esta técnica de tener que caminar kilómetros dentro del establecimiento lo que siempre estuvo al alcance de la mano, han logrado que ahorre dinero sustancialmente.

Cuando preciso algo, voy a otro lado compro exclusivamente lo que necesito y nada más.

Antes iba a comprar una cosa y salía con un montón de artículos que no había ido a comprar, los compraba por si tal vez los fuera a necesitar.

En el resumen de fin de mes me sirvió para darme cuenta de lo que había ahorrado o dejado de comprar sin perjuicio de lo cual sigo vivo y comiendo todos los días.

Me ha pasado lo contrario con una ferretería que tiene una línea común de compras y todas llevan el mismo nombre pero pertenecen a distintos dueños.

La dueña es alérgica a las tarjetas de crédito y vende a riguroso contado escatimando el uso del crédito, cuando en el país en que vivimos se ha plastificado toda la plaza.

Antes iba a la ferretería a comprar unos clavos y me venía con una linterna nueva, pilas, un martillo nuevo, un destornillador con puntas intercambiables, etc.

Lo logró ahora voy a una ferretería chica, de un señor mayor, que atiende muy bien y recomienda los artículos para el uso adecuado.

Los malos vendedores me están haciendo ahorrar dinero

Tal vez yo estaba mal acostumbrado, pero vi cerrarse una ferretería inmensa por tener un salón con varios cientos de metros y estanterías llenas de mercadería escondida y con cinco vendedores escondidos entre tantas estanterías.

Moraleja no encontraba lo que quería comprar y no tenía a ninguno que me aconsejara que era lo que necesitaba y los maridos somos los electricistas o carpinteros de fin de semana, pero sabemos poco y nada, ni idea de los precios, ni para que pueden servir las cosas, pero con un vendedor que nos explique el por qué podemos hacer algún gasto y un remiendo.

El nombre de la empresa era internacional y los dueños creo que eran una sociedad de profesionales alejados del mundanal mundo de los fierros y vinculados al gremio de la salud.

Hay un dicho que dice zapatero a tus zapatos y de nada vale invertir un capital monstruoso sin no se está cerca de la materia que se está trabajando, por aquello de que “el ojo del amo engorda el ganado”.

La sociedad está viviendo un momento difícil y hay que estar muy atento a los movimientos del tablero porque no hay enemigo chico ni coloso que no caiga.

He visto cambios de inversión por parte de comerciantes inteligentes que al ver que el negocio no les reditúa, lo venden a otro que tenga otra visión del negocio y se ha transformado este tema en un torbellino, una tromba de las que unos entran y otros salen.

Vi salir del rubro grandes superficies, hacia el negocio inmobiliario, pasar de este a las ventas de combustibles, de esta línea a la farmacéutica, de esta volver al rubro alimentación en el rubro de los que antes llamábamos granjas, que eran un tipo almacén pero más abierta la línea de productos que se vendían.

Cuando yo era muchacho eran del rubro despensas, granjas, las”Oda, la Positiva, Manzanares (80 sucursales) pongo los nombres a título ilustrativo porque no están más en el comercio y no le estoy pasando el aviso.

También he notado que el rubro de fábricas de pasta, se ha ampliado y se venden otro tipo de alimentos en base a harinas, como ser empanadas, individuales, empanadas tipo torta, prontas para consumir, sin caer en una panadería sino vendiendo productos con mayor margen de ganancia que un pan, o algo similar o una pizza pre-cocida con algo agregado que valoriza más el producto y cumple con una necesidad del cliente.

Otro rubro que se va extendiendo son los congelados envasados, que demuestran que gente que estuvo por generaciones en el rubro, sin ideas nuevas, han sido superadas por otros que con capital e ingenio hacen más cifras de ventas y el consumidor puede comprar seguro de que no está llevando algo en mal estado.

También he visto empresas de mucha venta cautiva, que por un mal enfoque del negocio, cambian activo móvil por activo fijo y con el tiempo caen en que tienen que salir a buscar el capital en plaza, que en un mal momento enterraron en inmuebles y esa calesita los hace caer en pagar intereses compensatorios elevados por sobre los márgenes de ganancia y eso pasó siempre.

Conocí a un hombre del interior que había empezado de abajo, con mucho esfuerzo, vendiendo automotores, que no supo prever un mal momento y en una de las tantas crisis, en vez de quedarse quieto y esperar un poco a que el mercado se estabilizara, en el afán de seguir vendiendo, tomó capital a un costo mayor que lo que le producía la venta de dichos bienes, inexorablemente terminó fundido, con tan mala suerte que cayó, sin darse cuenta, ni mala intención, sino por ignorancia, mal asesorado, en una quiebra fraudulenta y tras cartón viejo y preso.

El mundo de los negocios encandila, cosa que perjudica la visión, como pasa a la caída del sol y nos toca el sol de frente no vemos nada y si seguimos podemos llevarnos a alguien por delante y terminar siendo homicidas culposos, porque seguimos caminando hacia adelante sin ver por dónde íbamos, ni lo que está a nuestro lado.

Hay que saber parar y bajarse a tiempo

Volviendo al principio, hubo y por ahora sigue existiendo una empresa cuasi monopólica en los suyo que desde que nos conocemos la única competencia que tenía era el tambo de la vuelta de casa y algún queso casero.

Los uruguayos estábamos condenados a un par de variedades de queso duro, queso fresco indeterminado bajo el nombre de queso colonia y algún queso como el quartirolo o la muzzarella y poco más y los helados eran de crema, de frutilla, chocolate y mixto.

Un par de muchachos en la zona de Colonia Suiza, se establecieron y trajeron fermentos de Europa y sacaron una variedad nunca vista de quesos, que utilizando la misma cantidad de leche al producto que sacaban les implicaba una ganancia mucho mayor, a pesar de no ser ellos productores de leche y tener que comprarla al precio del competidor y una señora nos sacó del helado tradicional a una excelente variedad de gustos en la materia, a precios normales, pero disponiendo el comprador de más de una docena de gustos.

Como dos muchachos pararon rodeo en el campo de los quesos, donde hoy hay varias lecherías del interior que sacan sus quesos especiales y una viuda se largó al negocio de los helados con una mercadería que otros teniendo el oligopolio con la única competencia de los helados artesanales, ella logró imponer una marca de helado industrial con sabor a artesanal y a distinto.

Que todo sea para bien…

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